Jeremie. Esta es mi ciudad, lo ha sido por los ultimos 7 meses y lo sera los ultimos dias que pase en este pais. Bueno, talvez no es una ciudad, pero tampoco es un pueblo, pertenece a un estado intermedio entre la ciudad esplendorosa que prometia ser a principios del siglo pasado y el pueblo subdesarrollado y sobrepoblado del siglo XXI que algunos podrian ver en sus pequenas callecitas llenas de peatones. Jeremie se llama a si misma la ciudad de los poetas, y tal vez lo sea, lo que es yo, aun no he concido a ninguno ni leido ninguna poesia de alguno de ellos, no es que me esfuerce demasiado en encontrarlos, pero creo que una vez mas tiene que ver con el pasado mezclado con la ilusion y las ganas de serlo mas que con la realidad. Lo que no deja de ser cierto es que Jeremie tiene su encanto, aun, a pesar de todo, de la basura, de las calles llenas de hoyos, de las casas con la pintura, los muros y el techo cayendo a pedazos. Como que medio cerrando los ojos uno puede ver lo linda que era 50, 70 o 90 anos atras pero sobretodo lo linda que podria volver a ser, si quisiera, si alguien quisiera, si se pusieran las pilas. En fin, como todo en este pais, la perla negra de las antillas... Jeremie tiene algo de Cartagena, el balneario de oro de la aristocracia chilena hace un siglo atras, las lindas casas antiguas a mal traer, los jardines llenos de malezas con una que otra rosa que azoma digna, los atardeceres tranquilos, el olor a comparet recien hecho (que vendria siendo la version haitiana del pan de huevo), la vida en la plaza, la caleta... Claro que problablemente yo sea la unica que ve todas estas cosas, uno por que soy la unica de los habitantes de Jeremie que conoce Cartagena y otra por que es una forma de familiarizar la tierra que piso con la tierra que he pisado, de re-conocer las calles, los olores, los lugares, y por que no, hasta las miradas.
Cosas malas de Jeremie: los mosquitos, los hoyos y la basura en las calles, las acequias llenas de mierda, la intermitencia de la electricidad (que no nos afecta directamente pero que significa que no hay ni un solo almacen con cadena de frio decente por lo tanto no hay mantequilla, ni yogourt, etc, etc), los choferes de moto.. los choferes en general, osea cualquier haitiano al volante, bueno en general las mismas cosas malas de cualquier otra ciudad de este pais.
Cosas buenas de Jeremie... mmmhhhh.... la ropa usada!!!!! excelente!!! mejor que toda la calle bandera junta!!! (yuyo serias feliz aqui), de hecho he adquirido algunas de las mejores prendas de la temporada en las calles de Jeremie, es tanto asi que el rumor de la variedad y calidad de la oferta ha hecho venir a la gente de las distantes tierras del norte del cabo haitiano...
Las viejas casa de la Grand Rue, sus balcones, sus barandas de fierro, los adornos del techo, las grandes ventanas.. y si tienes suerte la viejita en su mecedora que que te mira dulce y te sonrie...
Otra cosa buena de Jeremie es su escala, su proporcion, aun es un lugar de peatones, que puedes recorrer a pie (teniendo siempre cuidado con los camiones y las motos, claro esta), aunque no haya un malecon para pasear en las tardes, pero las calles mediodecampo-mediodeplaya proponen una buena caminata hacia la playa..
Esa es otra de las cosas buenas, Cote d'Azur, la unica e inmejorable palaya de Jeremie, con sus hulmides pero bien puestos 200 mts de litoral, pero este ya es tema para otro post.
Estas han sido mis tierras, el departamento de la Grand'Anse, uno de los mas verdes y hermosos, uno de los mas alejados e aislados de Haiti, si se puede decir algo tan redudante en un pais donde casi todo queda lejos y es de dificil acceso... En los confines de esta tierra me he hecho grande.
1 comentario:
No entiendo un carajo de como funciona esta huevá, pero en fin aquí estoy metida... emocionada con tus fotos y tus palabras (post parece que se llaman) añorando ese contacto de piel, de infancia, de esa infancia que vivimos juntas cuando nos creíamos jóvenes y ahora que miramos para atrás nos damos cuenta que éramos apenas unas niñas, que no teníamos idea de lo que era la vida y sin embargo nos sentíamos dueñas del mundo... y ahora míranos cada una dueña de su pequeño gran mundo.
Desde Atacama con amor
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