Desde hace casi dos semanas de vuelta en la familia, la ciudad, los amigos (los que estan aca, claro esta...), los almuerzos de los sabados que tanto extrañaba, el taxi oportuno en la esquina, el supermercado lleno de cosas frescas e indispensables, la cartelera de cine, el cine, el invierno y los abrigos, gorros, bufandas y demas accesorios que adoro y que estuve imposibilitada de usar durante el ultimo año y medio y que cambie de mala gana por un simple bloqueador solar y una chupalla...
De vuelta a los reencuentros, de vuelta a los regaloneos, las conversaciones de infancia y ritos, de vuelta a la carbonada, el charquican, la hora del té y el pan de huevo del negocio de la esquina..
De vuelta a las mañanas heladas y sufridas, a la cordillera linda y blanca que puedo mirar desde donde sea..
De vuelta al vacio, a la separacion forzada, a los mails esperados con ansias y las llamadas demasiado cortas para llenar un dia, de vuelta a mantener la esperanza de verse y abrazarse pronto, lo mas pronto que se pueda...
Y de vuelta a la cesantía, lo que me arroja violentamente de vuelta a la busqueda, de trabajo, de destino, de pais, de proyecto, de futuro... pero tranqui, esto puede ser entretenido, por que...
Uno nunca sabe las vueltas que puede dar la vida.

Foto: Cordillera de los Andes, Santiago / Yoya Briceño